CREER ES CREAR!

De repente, si creo en Dios, existe. Y si alguien a mi lado no cree en Dios, no existe, en su mundo, tan legítimo como el mío. Yo creo que, en cuanto a creer en Dios, tal vez se haya focalizado mayormente en la segunda parte de la cuestión, Dios. Creando así cientos de guerras y disputas en busca de certezas, en lugar de creer conveniente poner el foco en la primer parte del asunto, creer.
Posiblemente se hubiera creado gran incertidumbre, dado que no mucha gente cree que el verbo creer encierre mayores misterios. Yo en cambio creo que el verbo creer guarda una relación de equivalencia con el verbo crear, sobre todo cuando se conjugan en primera persona, yo creo.
Yo creo, que tanto creer como crear se asemejan, en lo fáctico, al verbo hacer e incluso al verbo nacer, pero no quiero crear mas confusión creyendo más cosas sobre estas dos palabras, que también difieren en una letra.
En fin, yo creo, que cuando creo algo, lo creo.

Juan Germán Fernández.

sábado, 11 de junio de 2011

Adiós a Dios.


¿Qué decirte hoy jueves? A tres días del un adiós definitivo y doloroso para ambas partes.
Va a ser raro, después de mucho años tener que dejar de ver los dorados destellos que emiten hoy tu cabeza, esa nariz algo torcida producto de un tabique roto jamás operado, ese "Stefano" tatuado en tu brazo en memoria de tu difunto hijo el cual estando en tus brazos no pudo prolongar su vida por más de unos pocos minutos.
Va a ser extraño dejar de gritar, reír, emocionarme y llorar por vos; dejar de hablar de vos tras tantos años de charlas y debates inconclusos, debates en los que todos somos abogados y jueces, defendemos y condenamos sensacionalistamente para luego retirar lo dicho pocos días después.
Va a ser extremadamente triste no poder contemplar tu suerte jamás; que te vayas de un día para el otro dejando de hacer maravillas, que ya tenga que dejar de pensar a quien vas a superar la semana que viene.
Me siento muy dolido en este momento, que llegó el final de la película. Esa película que pasa por todos los picos de los sentimientos humanos y con un final seguramente emocionante y repleto de afecto mutuo. Esa película de la cual ya habías anunciado un cierre, que en su momento supimos aceptar, pero hoy, a horas nada más ya no lo puedo creer ni entender.
No me quiero imaginar lo horrible que va a ser no ver jamás a Martín Palermo con la número 9 de Boca en su espalda; no gritar más sus goles, ni ver su desfachatez a la hora de jugar; que aún siendo un jugador de pocos recursos a fuerza de algunos goles, optimismo y confianza en si mismo se ganó el corazón de cada persona que tuvo el gusto de verlo.
La única alegría que quizá tenga y tengamos en Boca es la de poder, en un futuro, poder contarle la leyenda de un muchacho platensea a todo aquel que no lo conozca . Poder decir que vi sus más de 300 goles. Contar que una vez desde la tribuna lo vi romperse la rodilla, pero más de cien veces lo vi romper redes.
Pero hoy me duele tener que afirmar, que a partir del 12/6 ir a la Bombonera no será lo mismo. Que a partir del 19/6 ver a Boca ya no será lo mismo; que se termina una leyenda, que con 37 años, un ídolo, el máximo goleador contemporáneo a nivel mundial abandona la actividad, un miembro de la década dorada del club cuelga los botines.
Un hombre que nos hizo llorar y siempre de alegría, muy pocas veces de pena.

Un incansable de la vida, un optimista del gol... Simplemente Martín.










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