La noche ya había caído en la hermosa gran ciudad, yo caminaba más rápido que nunca sobre la avenida decimotercera hasta encontrar una fila de personas. Ahí frené. Miraba a todos los que delante y detrás mio formaban parte de esa especie de fila india. Creo que el que más contrataba en el grupo era yo; calzado con mis clásicas denominadas zapatillas de recital, mi también clásica remera de "Guasones" y un pantalón deportivo color negro. Me encontraba con mayoría de hombres y alguna que otra mujer, todos vestidos como ir a Wilkeny luego de el show (si, leyeron bien, no recital, SHOW). Tras una breve espera el microestadio Atenas abrió sus puertas para aquellas personas que presentaran frente a los hombres de prevención un mismo pedazo de un material similar al cartón, o una fusión de papel con cartón... En fin, presentaran "eso" que en el centro llevaba grabado letras que formaban la palabra "DIVIDIDOS".
La primera sensación que tuve al reingresar a Atenas luego de aquella vez en el mes de Agosto fue una extraña visión de que el lugar se había empequeñecido, es decir, lo recordaba más grande. Me acerqué para buscar ubicación, y al destino gracias que justo había un lugarcito frente al escenario en el cual entraba mi no tan pequeño cuerpo y podía apoyarlo sobre el vallado, ¿Qué más comodidad podía pedir para ser espectador de algo que pintaba ser tan sensacional?
Los minutos pasaban y pasaban y pasaban y pasaban, no había respuesta desde el otro lado del escenario, solamente podíamos contemplar dos micrófonos, una batería y monumentales bafles y amplificadores de todas las medidas que nada nos transmitían... Nosotros nos limitábamos a esperar y... Esperar. Cuando se acercaban las veintidós horas gran parte del público (de un lugar totalmente colapsado) ya se estaba cansando; algunos silbidos, otros aplausos de impaciencia, algunas canciones, algunos gritos como: "Mollo salí que me estoy aburriendo" o "Por lo menos pasá música" iban denotando que muchos se estaban impacientando ante el incumplimiento del horario estipulado en la entrada. En realidad, jamás se respeta el horario de la entradas, debemos saber que al menos van a demorar media hora, pero lo raro era que estabamos rozando la hora.
Cuando menos lo esperábamos salieron, primero Ricardo, luego Diego y para completar el trio apareció Catriel. "Buenas noches gente, gracias por esperarnos, pedimos mil disculpas por la demora" fueron las primeras palabras del señor Mollo hacia su público antes de agarrar la guitarra.
Espero no tener que dar más detalles sobre la genialidad de todo si les digo que abrieron el track list con "Voodo Child", continuaron con "Sábado", y prosiguieron con "Salir a Asustar".
Hubo covers, como el ya mencionado "Voodo Child" que es una obra del ya difunto mejor guitarrista de todos los tiempos (El gran Jimi Hendrix), al cual Ricardo puede igualar como ninguno. Estuvo también "Sucio y Desprolijo", obra de otro grande (Pappo). "Sobrio a la piñas/Quien se ha tomado todo el vino". Y obviamente, no podían faltar los inicios de la banda, no podía faltar SUMO, en mi primera vez pude escuchar "Mañana en el Abasto" y "Nextweek"; pero hoy tuve el gusto enorme de escuchar un clásico como La Rubia Tarada y otro temazo como Crua-Chan.
No tenía ganas de llorar, pero las lágrimas salían de los ojos sin mi consentimiento cuando las vibraciones sonoras que entraban a mis oídos eran percibidas como "Par Mil", "Spaghetti del Rock" y "Pepe Lui", las ultimas dos reversionadas lo cual favorecía el emocionamiento instantáneo.
Los clásicos: Sábado, El 38, Qué tal, Ala Delta, Paisano de Hurligham.
Los nuevos: Hombre en U, Mantecoso, Perro Funk, Senderos, Jujuy y Amapola del '66.
Aquellos que no esperaba y aparecieron: Rasputín, Casi Estatua y Elefantes en Europa.
Y bueno, los que esperaba que aparecieran y no aparecieron no quisiera nombrarlos porque opacaría la genialidad de todo lo vivido. Es algo que entiendo porque hasta donde mis conocimientos tienen alcance Divididos es una banda que cambia muchos temas de un recital a otro, es decir, su repertorio es muy variado por eso siempre te vas a llevar alguna sorpresa (puede que la primera vez que los vayas a ver entres pensado que conoces algo y salís pensando que no conoces nada; a no ser que los sigas desde Acariciando lo Áspero que en ese caso te tenes que conocer todo).
Me gustaría resaltar que nunca había visto persona tan dada para la gente sobre el escenario como Ricardo Mollo, respondiendo a gritos, hablando, tocando sus guitarras con objetos que la gente tira (caso zapatillas y demos de bandas platenses que algún integrante le tiró a Mollo para que los escuche). Creo que si Divididos no fueran tan excelente banda como lo es, lo iría a ver igual pero por todo lo que nos hace reír Ricardo. No me gustaría entrar en detalles para no extender demasiado esta nota, así que sin más me despido por hoy.