CREER ES CREAR!

De repente, si creo en Dios, existe. Y si alguien a mi lado no cree en Dios, no existe, en su mundo, tan legítimo como el mío. Yo creo que, en cuanto a creer en Dios, tal vez se haya focalizado mayormente en la segunda parte de la cuestión, Dios. Creando así cientos de guerras y disputas en busca de certezas, en lugar de creer conveniente poner el foco en la primer parte del asunto, creer.
Posiblemente se hubiera creado gran incertidumbre, dado que no mucha gente cree que el verbo creer encierre mayores misterios. Yo en cambio creo que el verbo creer guarda una relación de equivalencia con el verbo crear, sobre todo cuando se conjugan en primera persona, yo creo.
Yo creo, que tanto creer como crear se asemejan, en lo fáctico, al verbo hacer e incluso al verbo nacer, pero no quiero crear mas confusión creyendo más cosas sobre estas dos palabras, que también difieren en una letra.
En fin, yo creo, que cuando creo algo, lo creo.

Juan Germán Fernández.

lunes, 23 de mayo de 2011

American Way, bien al sur.

Globalización: Mc Donald's acá, Burger King a menos de cincuenta metros. La linea de productos de Coca-Cola y PepsiCo invaden quioscos, invaden restaurantes y locales de comidas rápidas. Nike se encarga de vestir a todas las personas que recorren las calles céntricas los días viernes. Subway, orientado a un nivel más ejecutivo te hará sentir como un trabajador neoyorquino que sale de su oficina a por un rápido sándwiche para luego volver a sentarse tras su escritorio. Así, creo que podíamos enumerar muchas más.
Olor a sangre estadounidense en Argentina, en La Plata para ser un poco más específico. ¿Pensaste que el American Way nunca nos atraparía?
En una primera instancia pensaba que las multinacionales solo se encargaban de trascender la frontera política de su país, ofreciendo sus productos en otros ampliando de esta manera el mercado de los otros países. Es decir, eso es lo que hacen las multinacionales. Pero este fenómeno, que va de la mano con la globalización, produce a largo plazo otro fenómeno llamado aculturación.
De tanto responder con exceso de demanda ante las ofertas extranjeras vamos adquiriendo cada vez un poco más parte de su cultura. Llegamos al punto de que ya no comemos magdalenas, comemos Muffin's, Steakhouse, Angus Deluxe; andamos en Skate; jugamos con el Jostick a la Play Station; pedimos Delivery; vamos a pubs; consumimos productos light; tenemos Tops Models; libros Best Seller; hay bandas Under; autos con Airbag; Body Piercing; ropa "Fashion"; Drugstores; bicicletas Mountain Bike. ¿Qué más falta?
Nos acostumbramos, por decirlo vulgarmente, a sus películas, a sus series, que nos muestran algo totalmente distinto a nuestra realidad y en cierto punto nos retroalimentamos de eso. En muchas de sus películas y series podemos apreciar la aparición de algunas empresas que lograron trascender los límites de su país, y queramos a aceptarlo o no es algo que influye; como también influye mucho la publicidad. Ese es un aspecto que mucha gente niega, grupo en el que a veces me incluyo, pero de alguna manera caemos. Hay gente que estudia para atraparte con nimiedades, los publicistas.
¿Alguna vez se preguntaron por qué las empresas argentinas o latinoamericanas nunca pudieron lograr prosperidad? Yo si. Muchas veces (y con razón) se lo atribuimos a las malas gestiones políticas. Obviamente, hay razón al hacerlo, no soy un gran entendido en política, pero hubo malas gestiones, hubo mucha privatización pero... ¿Nuestro ego nos impide asumir nuestra parte de la responsabilidad en este caso?. Reitero, hay razón en delegar la responsabilidad a la gente que mueve los hilos de las naciones, pero nosotros, los perros y las ovejas (la sociedad) también cumplimos un papel fundamental en el sistema. Elegimos las multinacionales, elegimos las franquicias, no gusta comer en Mc Donald's, nos gusta tomar Coca-Cola, nos gusta vestirnos de Nike (reitero que todo por citar grandes multinacionales, se podrían enumerar cientos), y todo esto ya se nos hace costumbre. Algunos podrán retrucar diciendo que hoy en día prácticamente lo nacional no existe (literalmente) y yo tendría que borrar todo lo escrito hasta ahora e irme. Pero alguna vez existió, y si ahora no existe fue por nosotros (me incluyo, obvio, es una autocrítica a mi mismo) que nunca le dimos importancia y seguimos consumiendo lo ajeno, dándole riquezas a grandes potencias, acrecentando cada vez más la linea que separa la clase media de la alta, logrando que a cada día el nivel medio de la sociedad se reduzca. Si seguimos así vamos a terminar como México donde hay gente que tiene todo y gente que no tiene absolutamente nada. Entonces ¿Después vamos a quejarnos de la gran dependencia económica que tenemos? Minimamente, con nuestros actos (por más ínfimos que sean) alimentamos poco a poco la dependencia. Podemos decir que uno no es nada, pero si todos pensamos lo mismo somos más de 40.000.000 (cuarenta millones) de argentinos alimentando el capital externo y no el interno.
Obviamente, si lo que consumimos nos parece bueno y de calidad sigamoslo consumiendo, sigamos siendo dependientes (económicamente) de las potencias capitalistas mundiales. Así es el capitalismo, así es su máximo exponente (así es Estados Unidos). Y recordemos, un peón jamás se comerá a un rey, pero la masa puede derrocar hasta a el más poderoso del mundo; pero eso sí, jamás si se hace negocios con el enemigo.

jueves, 19 de mayo de 2011

Otro día carente de sentido.

La mañana se presentaba fugazmente soleada. Al menos eso percibía desde el noveno piso de aquel humilde edificio de la calle Viamonte. El deteriorado ascensor pudo dejarme (a duras penas) en la plata baja para así comenzar un nuevo día. Comenzar a vivir.
La vereda, la calle, el barrio se mostraba angustioso, carente de humanidad. Los zapatos incomodaban los pies y los jeans las piernas. El paso acelerado acrecentaban cada vez más la incomodidad, pero no me detenía, buscaba compañía.
El quiosco frente al trabajo me mostraron los primeros signos de que la humanidad todavía no se había extinguido; mientras tanto afuera, el sol trepaba lentamente por el cielo. Salí acompañado por Lucky y un refresco. Justo en la puerta la vi, ahí estaba Vero, sola en su auto. Con pasos tímidos fui acercándome hasta que un desvío en su mirada le permitió verme; bajó y nos saludamos, creo que fueron pocas palabras, solo un tenes que estar adentro, un tenes razón y un cruce de calle para entrar al trabajo dejando atrás a Verónica. Masticando un poco de rabia cruzaba la puerta, me alejaba de un mundo para ingresar en otro.
Aburre pasar cinco horas tras un escritorio, escuchando indicaciones y atendiendo un teléfono, pero mientras pueda comer lo voy a aceptar. Gran parte de ese tiempo lo pasé con mi cabeza puesta en Vero, en su cara, en su voz y en la breve conversación que por una casualidad de la vida habíamos podido mantener.
La jornada laboral había terminado y yo volví a caminar las veredas bañadas de sol hasta que el colectivo 462 me brindó un refugio hasta Hurlingham.
El trayecto por las anchas avenidas que atraviesan la Capital Federal me encontraban con la cabeza puesta en el barrio de Caballito, seguía pensando en Vero, en lo complicado. Es muy rara esa tendencia en un ser humano, pero parece que es así... Todo es raro y confuso, todo es incoherente. A veces bajonea, a veces duele, a veces da enojo, otras veces ganas de matarte.
Unos minutos más tarde caminaba en paralelo a las vías. Unas cuadras más allá empezaba a distinguir la figura de José Luis, apoyado contra la pared. Dando vueltas por Hurlingham la noche empezaba a caer y yo debía volver al hogar, al noveno piso de ese edificio en calle Viamonte. El micro me alcanzó al microcentro y el Subte Linea D me llevaría a destino. 
Se empezaba a escuchar el estruendo, la llegada y el arribo. Allí me encontraba yo, entre el suelo y la superficie...


cualquier semejanza con hechos reales sucedidos en cualquier punto geográfico del país son pura coincidencia. Los personajes son netamente ficticios, productos de mi imaginación, no así con los lugares mencionados, que si bien existen los acomodé a mi parecer. 19/5/11 Ducar Nicolás, pseudo aficionado a Blogger.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Mitología Griega.

Borrador del día Domino 15 de Mayo, Año 2011: Boca Juniors 2 - 0 Riv(B)er Plate. La Bombonera.

Dedicado a: Martín Palermo.

¿Qué más, Martín? ¿Qué más? ¿No era acaso lo de hoy tu último deseo? ¿No te despidió la Bombonera con ese fervor, esa emoción y ese temblor de las tardes únicas, como aquella noche copera del 2000? ¿No era ayer el cierre ideal, redondo, justo contra River, con gol y victoria en el último como en tu primer superclásico en el Monumental, allá por el 97? ¿No era hoy, después de sufrir la última sequía de tu carrera, el adiós perfecto, ahora en racha goleadora, en confirmación de vigencia, con abrazo a Falcioni, con abrazo a Riquelme (después de tantas idas y vueltas), con una ovación inolvidable? ¿No era hoy el final de fantasía para una película cada vez más real? Lo de hoy era para retirarse, Martín. Si no fue el Mundial, tu último sueño antes de este último sueño. Si no fuese ese gol a Grecia que gritó todo el país. Si no fue después de vivir lo que ya no pensabas que ibas a vivir, era hoy. La realidad es que ni el partido con Banfield en la Bombonera, por la fecha 18ª o la última en La Plata, con Gimnasia (encima con los reparos de esa situación incómoda que está viviendo tu amigo Guillermo y su equipo), van a tener la adrenalina, la carga emotiva, la sensación a flor de piel en el hincha que provoca un clásico. Podrán existir más carteles, más mensajes, más cotillón. Podrá ser una fiesta preparada, bien vestida. Pero de ocasión. Podrán venir más gritos, dos, tres, cinco. Pero ayer, Palermo, hiciste el último gol que todos los hinchas de Boca querían que hicieras. ¿Qué más?

La imagen positiva que permanecerá inalterable al paso del tiempo será la de Palermo, con los brazos abiertos, metidos en esa camiseta azul, recibiendo el afecto de todos.Aquellas lágrimas sudafricanas, las de Palermo, son las mismas de hoy. Salvo para el mundo River, otra vez víctima de este prócer, el resto tiene que haberse conmovido por este nuevo milagro. Es Martín Palermo, el goleador con números de otros tiempos, que ya se empezó a ir. Quedan cuatro o cinco partidos, según lo que pase con Gimnasia y Guillermo. Todavía hay tiempo para pedirle más.

domingo, 15 de mayo de 2011

Spaghetti del Rock.

La noche ya había caído en la hermosa gran ciudad, yo caminaba más rápido que nunca sobre la avenida decimotercera hasta encontrar una fila de personas. Ahí frené. Miraba a todos los que delante y detrás mio formaban parte de esa especie de fila india. Creo que el que más contrataba en el grupo era yo; calzado con mis clásicas denominadas zapatillas de recital, mi también clásica remera de "Guasones" y un pantalón deportivo color negro. Me encontraba con mayoría de hombres y alguna que otra mujer, todos vestidos como ir a Wilkeny luego de el show (si, leyeron bien, no recital, SHOW). Tras una breve espera el microestadio Atenas abrió sus puertas para aquellas personas que presentaran frente a los hombres de prevención un mismo pedazo de un material similar al cartón, o una fusión de papel con cartón... En fin, presentaran "eso" que en el centro llevaba grabado letras que formaban la palabra "DIVIDIDOS".
La primera sensación que tuve al reingresar a Atenas luego de aquella vez en el mes de Agosto fue una extraña visión de que el lugar se había empequeñecido, es decir, lo recordaba más grande. Me acerqué para buscar ubicación, y al destino gracias que justo había un lugarcito frente al escenario en el cual entraba mi no tan pequeño cuerpo y podía apoyarlo sobre el vallado, ¿Qué más comodidad podía pedir para ser espectador de algo que pintaba ser tan sensacional?
Los minutos pasaban y pasaban y pasaban y pasaban, no había respuesta desde el otro lado del escenario, solamente podíamos contemplar dos micrófonos, una batería y monumentales bafles y amplificadores de todas las medidas que nada nos transmitían... Nosotros nos limitábamos a esperar y... Esperar. Cuando se acercaban las veintidós horas gran parte del público (de un lugar totalmente colapsado) ya se estaba cansando; algunos silbidos, otros aplausos de impaciencia, algunas canciones, algunos gritos como: "Mollo salí que me estoy aburriendo" o "Por lo menos pasá música" iban denotando que muchos se estaban impacientando ante el incumplimiento del horario estipulado en la entrada. En realidad, jamás se respeta el horario de la entradas, debemos saber que al menos van a demorar media hora, pero lo raro era que estabamos rozando la hora.
Cuando menos lo esperábamos salieron, primero Ricardo, luego Diego y para completar el trio apareció Catriel. "Buenas noches gente, gracias por esperarnos, pedimos mil disculpas por la demora" fueron las primeras palabras del señor Mollo hacia su público antes de agarrar la guitarra.
Espero no tener que dar más detalles sobre la genialidad de todo si les digo que abrieron el track list con "Voodo Child", continuaron con "Sábado", y prosiguieron con "Salir a Asustar".
Hubo covers, como el ya mencionado "Voodo Child" que es una obra del ya difunto mejor guitarrista de todos los tiempos (El gran Jimi Hendrix), al cual Ricardo puede igualar como ninguno. Estuvo también "Sucio y Desprolijo", obra de otro grande (Pappo). "Sobrio a la piñas/Quien se ha tomado todo el vino". Y obviamente, no podían faltar los inicios de la banda, no podía faltar SUMO, en mi primera vez pude escuchar "Mañana en el Abasto" y "Nextweek"; pero hoy tuve el gusto enorme de escuchar un clásico como La Rubia Tarada y otro temazo como Crua-Chan.
No tenía ganas de llorar, pero las lágrimas salían de los ojos sin mi consentimiento cuando las vibraciones sonoras que entraban a mis oídos eran percibidas como "Par Mil", "Spaghetti del Rock" y "Pepe Lui", las ultimas dos reversionadas lo cual favorecía el emocionamiento instantáneo.
Los clásicos: Sábado, El 38, Qué tal, Ala Delta, Paisano de Hurligham.
Los nuevos: Hombre en U, Mantecoso, Perro Funk, Senderos, Jujuy y Amapola del '66.
Aquellos que no esperaba y aparecieron: Rasputín, Casi Estatua y Elefantes en Europa.
Y bueno, los que esperaba que aparecieran y no aparecieron no quisiera nombrarlos porque opacaría la genialidad de todo lo vivido. Es algo que entiendo porque hasta donde mis conocimientos tienen alcance Divididos es una banda que cambia muchos temas de un recital a otro, es decir, su repertorio es muy variado por eso siempre te vas a llevar alguna sorpresa (puede que la primera vez que los vayas a ver entres pensado que conoces algo y salís pensando que no conoces nada; a no ser que los sigas desde Acariciando lo Áspero que en ese caso te tenes que conocer todo).
Me gustaría resaltar que nunca había visto persona tan dada para la gente sobre el escenario como Ricardo Mollo, respondiendo a gritos, hablando, tocando sus guitarras con objetos que la gente tira (caso zapatillas y demos de bandas platenses que algún integrante le tiró a Mollo para que los escuche). Creo que si Divididos no fueran tan excelente banda como lo es, lo iría a ver igual pero por todo lo que nos hace reír Ricardo. No me gustaría entrar en detalles para no extender demasiado esta nota, así que sin más me despido por hoy.

lunes, 9 de mayo de 2011

Uno, dos, tres... Estas acá!

¿Hola? ¿Chau? ¿Me quedo? ¿Me voy? ¿Lo cierro? ¿Lo mantengo? ¿Qué hago? ¿Qué pasa conmigo hoy?
Si, casi cierro el blog. Facebook ya tuvo lo suyo. El celu es bastante cambiante, al igual que msn. Pero ahí anda todo. Raro. De todas formas... Todavía te estoy escribiendo, todavía te estoy haciendo, como desde ese día (que ya ni recuerdo) que tuve la ingeniosa idea, de la cual jamás me arrepentiré, de abrir un blog. Quizá sería mejor agradecerle a Internet por darme la posibilidad de cruzarme con blogger. Osea, blog querido, no te puedo cerrar, no te que quiero cerrar, no te voy a cerrar. Aunque me vuelva totalmente incoherente vos me vas a seguir almacenando, palabra por palabra, como todo este tiempo.

Estuve viendo mi anterior blog (ese que queda resguardado, accesible solo para lectores invitados, lista en la cual figuro solamente yo) y me di cuenta que más ladrón no podía ser, que tan idiota no podía ser. ¿Acaso pude pensar que estaba bueno cambiar las letras de las canciones y adaptarlas a mi vida? ¿Pensaba que estaba bien el plagio? ¿Pensaba que estaba bueno lo que estaba haciendo?
Hoy lo volví a ver, me llenó de pena. No podía creer que haya sido eso, y que ahora sea esto. Hubo una progresión bastante aguda en cuanto a nivel de expresión, nivel de elaboración, nivel de entendimiento de realidades, nivel de relato. En fin... Me llena de orgullo saber que progresé muchísimo y tengo como objetivo seguir así. Por lo tanto, como pseudo-escritor aficionado, voy a seguir utilizando Blogger como medio para depositar mis palabras.
Simple, bastante simple. En ningún momento modifiqué códigos HTML, nunca trate de adornarlo con imágenes, nunca me interesó la estética del blog; sino que siempre me centré en su contenido. En su última modificación puedo decir que pude personalizarlo un poquitito. Pese a todo, a sus falencias y virtudes, reflexiono un rato y digo que este blog es mi abalorio más importante. Simplemente eso, un humilde abalorio compartido en la red mas grande del mundo.





sábado, 7 de mayo de 2011

Mañana en La Plata

"Creación de entrada", que linda sensación la de pulsar allí.
Me encontraba con ganas de compartir una breve reflexión que movilizó al tema central. Estaba pensando, filosofando en que gran parte de la vida todos nos la pasamos esperando... esperando algo, alguien, o cualquier cosa, pero siempre esperando. Es interesante también la relación que hay entre esperar-querer y querer-esperar.
Utilicé la palabra filosofar y me hace "recordar", es un termino que adopté en una noche, hará un mes, en la cual debo admitir que tomé un poco de más y ni siquiera puedo recordar sobre que estaba hablando, pero recuerdo que el final para mi temática fue: "Es mi pensamiento, si lo quieren bienvenido sea y si no lo voy a aceptar igual, total está hablando el boludo que toma cerveza y se cree un filósofo". Y bueno... me encontraba filosofando (a diferencia de que hoy lo hacía conmigo mismo y tomando café), pero si, filosofando.
Volviendo al tema: Esperar. Todo vivimos esperando, es más, incluso los planes de vida llevan a esperar. La vida son proyectos, los mismos siempre se basan en actuar y esperar, esperar y actuar. Proyectar algo determina espera. Y si vamos a las pequeñas cosas llegamos a la conclusión de que también esperamos, siempre esperamos algo. Esperamos que venga algún amigo, esperamos que llegué algún día, esperamos que no llegue algún día, esperamos quizá tener plata, esperamos ir a algún lugar, esperamos el micro, tren, remis; esperamos salir del colegio o trabajo, esperamos librarnos de la rutina en algún momento, esperamos que se haga de noche, esperamos que se haga de día, esperamos, esperamos, esperamos terminar una descarga, esperamos que sea verano, otoño, primavera o invierno (como yo), esperamos que nuestro club de fútbol gane, esperamos terminar con alguna tarea, esperamos algún recital. Esperamos, esperamos, esperamos y esperamos.
Me di cuenta que al pedo, porque esperamos, llega y ya esperamos por otra cosa. Llega, y quizá no es lo que esperábamos. Pienso ahora que quizá la vida se pone algo turbia sin esperas ni deseos.


Hasta la próxima-

jueves, 5 de mayo de 2011

Breve semblanza de un día por demás raro.

Rugían motores. Yo abría los ojos y percibía mi entorno como Plaza Belgrano. Lo elefantes de metal iban de aquí para allá por la pavimentada avenida y yo ahí, rodeado de bolsas de esqueletos que como yo, una bolsa más, rogábamos a la suerte poder distinguir el color del micro que esperábamos. Yo esperaba sentado, casi con resignación. ¿ Resignación de qué? No se, simplemente resignado. Centré mi atención en la plaza, varios niños acompañados por sus padres o abuelos disfrutaban de un entretenimiento al aire libre, eso me hizo sonreír un poco; ante tanto encierro hoy en día con sus consolas de juegos, computadoras y televisión alegra ver que al menos una minoría todavía se divierte en plazas. Más a lo verde se veían parejas, en su mayoría jóvenes que había aprovechado de una verdaderamente hermosa tarde otoñal de Mayo para recostarse un rato sobre el verde césped y hablar, o simplemente quedarse cayados y disfrutar de la compañía (siempre agradable) de la persona querida o amada. Por momentos sentí envidia de ellos, de los niños y jóvenes, de esos abuelos y padres. Ellos allá, disfrutando; y yo ahí, sentado sobre el frió metal acompañado de entes desconocidos que como yo, se sentían parte de un ejercito sin rumbo. Caminando la calle a paso firme, frenar a esperar el colectivo y luego seguir a paso acelerado hacia su (quizá no) destino definitivo.
Lo cierto es que tarde o temprano se empezó a distinguir en el horizonte. Bah, el horizonte acá, en La Plata, no son más que altos montes de hormigón, pero a lo lejos se veía en movimiento algo azul. El Norte. Como protocolarmente hace cualquier pasajero me limité a solicitar el boleto de 1,90 y buscar asiento rápidamente. Ante tan pocos soldados en transporte pude lograr ubicarme como más me gusta. Automáticamente puse los cuadernos sobre mi regazo, arremangué la camisa y apoyé la cabeza contra el variable cuadro de vidrio. Significó para mi finalizar el día y empezar uno nuevo, uno sin sentido. Por eso al terminar el día, aún con el sol resplandeciente iluminando y enriqueciendo una hermosa tarde, el cuadro de vidrio iba mostrando los distintos paisajes (ya clásicos) y llegó el momento del descenso. Eran apenas las cuatro de la tarde, pero mi día ya había terminado y empezaba uno totalmente carente de sentido.
Me senté en la computadora a esperar. ¿A ESPERAR QUÉ? La puta madre, ¿A esperar qué?. ¿Abrir el MSN y dejar mi estado en desconectado? ¿A boludear en Taringa!? ¿A escuchar música? ¿PARA QUÉ? ¿PARA MATAR TIEMPO Y SEGUIR CON LA SENSACIÓN DE ESPERAR ALGO? ¿QUÉ ES LO QUE ESTOY ESPERANDO?
Volvemos a raro, la nota de ayer. Bah, de hace muchos días pero que finalmente ayer pude "terminar". Si, hoy estoy raro, "todos tenemos esos días en que nos estalla el calefón" escribió alguna vez un tal Pity.


miércoles, 4 de mayo de 2011

RARO.

A modo de introducción, manifiesto que la visión de esta nota y también de las anteriores (aprovecho para generalizar) son totalmente veristas a mi juicio, algunos compartirán, otros quizá difieran. Todo comienza con Robert Plant en mi oído, el dice "And it makes me wonder", y evidentemente eso me hizo pensar.
Puede que a veces uno se sienta raro, extraño; sumergido en una serie de cambios... Cosas que uno nunca espera, pero psicológicamente se van dando una a una hasta que llega el momento en que hay que admitir esa percepción de un sentimiento extraño dentro nuestro: lo raro.
Ahora bien, ¿Cómo definir el estar raro? Imposible... Cada persona es un universo en si misma, por ende cada uno puede percibir su sentimiento de rareza interna de distintas formas y según el entorno, contexto o ambiente. Cualquiera que lo siente lo sabe.
No es plenamente psicológico, muchas veces se da, que con solo la presencia de algunos sentimientos no recurrentes ya nos sintamos raros. Quizá la inseguridad te hace sentir raro, quizá el miedo, quizá la determinación o el exceso de confianza... Quizás el cansancio.
Si, debe ser eso, el cansancio produce efectos raros en mi: la cabeza un poco más cerrada que de costumbre, la reacciones quizás un poco más impetuosas que de costumbre.
No me es molesto estar raro, siempre y cuando esté solo... Es molesto sentirme raro interactuando con alguien, ya que uno se ve privado de la posibilidad de poder expresar de forma correcta su pensamiento, o incluso de formas poco ortodoxas u ofensivas. Puede que a veces moleste o enoje.

lunes, 2 de mayo de 2011

Nada Especial.

Música... que gran palabra. Suelo disfrutar mucho de ella, bastante seguido, desatando en mi interior muchas sensaciones difíciles de describir.
Ayer ocurrió un acontecimiento raro... Raro (que palabra enigmática, sobre ella escribiré en su momento, ya tengo un borrador), pero retomando, raro; escuchaba, escuchaba, escuchaba y nada, no había reacción interna que me permitiera disfrutar de la misma como en otros momentos. Melodía, letra, voz, todo era insulso. Increíblemente raro. No existía esa chispa que invita a cantar, gritar, aguantar las ganas de ponerme a saltar solo en la pieza. No había nada, era solamente ruido. Creo que solamente Nothing Else Matters pudo crear algo especial, pero leve, frío.
Pienso hoy que quizá fue mi inconsciente, que se estaba guardando todas las emociones para la noche, ya que, pese a haber ido sin ganas el Cuarteto fue lo mejor. No hubo un mínimo instante de aburrimiento, no hacía falta saltar, cantar o lo que fuere porque mi cuerpo simplemente estaba dispuesto a hacerlo sin que mi mente diera la orden.
La noche comenzó (tras la banda soporte) con "Bipolar", seguido de "Nada es gratis en la vida", tras ella comenzó "Ya no se que hacer conmigo", luego "Hoy estoy raro", y la quinta era nada menos que "Así soy yo". Después ya no recuerdo, no recuerdo el orden de los temas, pero si lo increíble que estuvo todo. Puedo afirmar a gritos que no faltó ni una sola canción, puedo afirmar que sobraron. Afirmar que salieron dispuestos a ganarse al publico platense y en definitiva lo hicieron; con toda su buena onda, cada charla entre cada tema, cada carcajada de quien estuviera observando y escuchando las cosas que se decían. Simplemente increíble.
Entonces... Preocupación? NADA DE ESO. Si vuelve a ocurrir lo de ayer por la tarde ya no me voy a preocupar, pues en algún momento volverá a aparecer esa chispa que tanto hace disfrutar y jamás negaré que ella, la música, es el sonido de mis pasos.