CREER ES CREAR!

De repente, si creo en Dios, existe. Y si alguien a mi lado no cree en Dios, no existe, en su mundo, tan legítimo como el mío. Yo creo que, en cuanto a creer en Dios, tal vez se haya focalizado mayormente en la segunda parte de la cuestión, Dios. Creando así cientos de guerras y disputas en busca de certezas, en lugar de creer conveniente poner el foco en la primer parte del asunto, creer.
Posiblemente se hubiera creado gran incertidumbre, dado que no mucha gente cree que el verbo creer encierre mayores misterios. Yo en cambio creo que el verbo creer guarda una relación de equivalencia con el verbo crear, sobre todo cuando se conjugan en primera persona, yo creo.
Yo creo, que tanto creer como crear se asemejan, en lo fáctico, al verbo hacer e incluso al verbo nacer, pero no quiero crear mas confusión creyendo más cosas sobre estas dos palabras, que también difieren en una letra.
En fin, yo creo, que cuando creo algo, lo creo.

Juan Germán Fernández.

martes, 24 de enero de 2017

Animals: Introducción. 40 Años.

 Todavía lo invaden algunos recuerdos de aquella fría mañana del 23 de enero del lejano 1977. Las congeladas aceras del barrio de Wandswoth, Londres, fueron únicos testigos de las solitarias pisadas de unos zapatos sin lustre.
 Ataviado con un avejentado abrigo de lana, una figura se adentraba en las brumosas calles con un rumbo fijo. La humedad típica de la región y la cercanía con el Támesis podrían ser alicientes suficientes para, amparándose en factores climáticos, describir la realidad que vivía el grueso del pueblo: inflación, desempleo, industrialización y violencia racial (ilustrado a la perfección en “La Naranja Mecánica”). Si, hasta en el primer mundo no dejan de estar exentos de estos procesos. Alejándose de las luces y del constante movimiento de Charing Cross la realidad era totalmente distinta.
 Ese día, esa mañana, no hubiese tenido nada de especial ni digno de mención dentro de la rutina de nuestro hombre si no fuese por ser la fecha de publicación de “Animals”, de la ya renombrada y controversial Pink Floyd.

 ¿Qué decir de ellos? Que han experimentado procesos de transformación constante álbum tras álbum, en un período de apenas 10 años. Atrás habían quedado cortes como Arnold Line, See Emily Play, Astronomy Domine, Let There be More Light; canciones que detentaban el contexto de extrema lisergia que se vivían a mediados de los sesenta. Canciones que, casi, parecieran ser una continuidad de Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (quizá el disco más experimental que haya compuesto The Beatles). Ese contexto lisérgico que, vale la pena destacar, decretaría el alejamiento de Syd Barret como principal mente creativa del grupo.

 El contexto social, económico y político estableció, entrando en 1970, al punk como principal género de protesta. A modo de ejemplo, quisiera nombrar a Sex Pistols. The Rolling Stones aportaban lo suyo. Esto concluyó con la muerte de Syd Vicious y exilio de los Stones que dieron cierto alivio a la Corona. Pero era el momento de los Floyds.
 La salida de Barret dio a la banda un tinte más progresivo, dejando en el pasado cercano la psicodelia que los caracterizaba. El cambio musical no fue acompañado por los métodos de composición, que siguieron los lineamientos anteriores. Rock progresivo y prolijo, buenos trabajos de guitarras y sintetizadores, pero letras basadas en el espacio y el tiempo; apuntando al cielo y no al suelo.

 Un álbum que quizá pueda dar fuerza a mis palabras sea Meddle. Sin ser exitoso a nivel comercial, encontraremos un ambiente mágico al dejarnos llevar por Echoes, la canción más ambiciosa y trabajada del grupo. Fearless, del mismo álbum, es la canción más emotiva; líneas que invitan a enfrentarnos sin miedo (justamente, la traducción del título) a nuevos desafíos, incluso esos que parecen imposibles.

“Dices que la montaña es demasiado alta para escalar. Escálala. [...] Escoge el lugar y yo elegiré el momento, y escalaré esa colina a mi manera."

 Estrofas que se ven reforzadas por un himno que miles de bufandas rojas hacen resonar en el Anfield Road de Liverpool: “You’ll never walk alone” (Nunca caminarás solo).

 "Camina, camina con esperanza en el corazón. Y nunca caminarás solo".



 Esta etapa, marcada por la ya mencionada mutación, tendrá una conclusión magnifica con The Dark Side of the Moon. Letras sobre el espacio y el tiempo, habíamos dicho. En este caso, también del Sol y la Luna. 

 El quiebre compositivo se daría en 1975, con la publicación de Wish You Were Here. Un esquema más crítico y terrenal ilustra las nuevas composiciones, también un dejo de nostalgia, dado que tres de las cinco piezas que componen el álbum se basan en Syd Barret. Los dos restantes (Welcome to machine y Have a cigar) son ataques magistrales a la industria musical. 

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