Se adentró un poco en la casa. Como casi todos los días se paró frente un cuadro que colgaba de la pared en el cual, debajo de la imagen de un hombre con lámparas colgando del saco se leía: "Delicate Sound Of Thunder - Pink Floyd" en letras rojas. Mientras contemplaba la imagen sacó de su bolsillo un anillo de compromiso y procedió a colocárselo en el dedo correspondiente.
Avanzó a paso firme hasta divisar a Camila, que se encontraba sentada en un sillón, con la vista clavada en la televisión. Él se acercó y le otorgó un beso en la mejilla acompañado de un tibio "buenas tardes" a modo de saludo; ella solo se limitó a sonreirle.
Nicolás preparó café al tiempo que sacaba un pequeño cenicero de madera de una de las alacenas; luego se dirigió a la habitación de la casa a la que le gustaba llamar "su templo" o "su ambiente". Si ésta tuviera una cama y un placard podría decir que era su habitación en la adolescencia: constaba de un rectángulo blanco, adornado con algunos afiches enmarcados que publicitaban giras de una gran banda inglesa; sobre otra pared había un gran mueble a estantes que contenía varios libros y discos; mientras que en la pared restante varios campeones vestidos de azul y amarillo miraban inquisitivamente, y a su lado, un cuadro de madera con el planisferio y unas palabras en latín le otorgaban algo de seriedad al sector. Sobre un escritorio se divisaba una computadora que se hallaba encendida, acompañada de un sistema de audio y un atado de Philip Morris.
Se sentó, abrió la ventana, prendió un cigarrillo y se centró en sus asuntos.
Al rato el teléfono comenzó a sonar.
-Hola -dijo Nico soltando un suspiro.
Para su gran sorpresa, la voz sollozante de Adriana fue la que le contestó:
-Hola, espero que no moleste mi llamada después de tanto tiempo. -
-No, no es molestia, pero me gustaría saber si todo está bien, estas llorando. -respondió Nico en un susurro.
-Te extraño, no es más que eso. Mañana voy a viajar al sur, bien al sur, y quise aprovechar el momento para conversar un rato. A propósito ¿Por qué susurras? -contestó Adri.
-Bueno, no puedo hablar muy alto; veras, Cami está en la otra habitación - dijo Nico bajando cada vez más la voz, preocupado y contento a la vez.
-Entiendo, yo me decidí ahora, ya que Mariano se fue de compras -contestó, ya recuperada del llanto-. ¿Cómo es tu vida con Cami?
-No sabría decirte, ella piensa que soy bipolar, yo simplemente trato de pensar que ella sos vos, para sentir que jamás nos hemos distanciado; eso a veces hace que yo disfrute mi tiempo con ella, pero no es lo mismo que contigo. Por eso creo que es muy gratificante que estemos hablando ahora, aunque seguramente colguemos y me sienta más débil que nunca -dijo Nico tras unos instantes de reflexión.
-A decir verdad, yo tampoco me siento cómoda con Marian, y hoy me lamento más que nunca que nos hayamos conocido en un momento de mi vida en el cual no estaba abierta al compromiso y eso haya hecho que nos distanciemos, por mis histerias y ese tipo de actitudes. Pero me gustaría hacerte saber que todavía te quiero mucho y que no me olvido de vos. Pensándolo bien, me parece que te llamé porque volví a soñar contigo después de algunas semanas de ausencia -.
Esas palabras tranquilizaron a Nico, después de todo Adri estaba dejando una constancia de que aún lo quería, y eso le dibujó una sonrisa en la cara.
-Me resulta divertido que me digas eso, ya que vos también sos de aparecer en mis sueños frecuentemente. Pero... Creo que deberíamos dejarnos por hoy, porque a cada segundo que pasa tengo menos ganas de decirte chau. Y a propósito, no me gustaría que Marian se entere de que hablaste conmigo, se empezaría una pelea; de mi parte, no creo que Cami sospeche nada.
Parecía que ella iba a responder, se escuchaba su voz, pero se iba apagando poco a poco...
Nico vio una mano agitándose delante de sus ojos y se sobresaltó, volviendo en sí.
-¿Estás bien? ¿Pasa algo? -preguntó Cami preocupada. -Hace cinco minutos que he entrado y te has percatado, estuviste siempre con los ojos clavados en la ventana, siempre en la misma posición, rígido-.
-Estuve inconsciente por unos instantes, eso es todo, estoy bien. No te preocupes. -respondió Nico al tiempo que se levantaba y besaba los labios de Cami.
Nico volvía a creer, por un instante, que el alma de Adri estaba encarnada en Cami.
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