CREER ES CREAR!

De repente, si creo en Dios, existe. Y si alguien a mi lado no cree en Dios, no existe, en su mundo, tan legítimo como el mío. Yo creo que, en cuanto a creer en Dios, tal vez se haya focalizado mayormente en la segunda parte de la cuestión, Dios. Creando así cientos de guerras y disputas en busca de certezas, en lugar de creer conveniente poner el foco en la primer parte del asunto, creer.
Posiblemente se hubiera creado gran incertidumbre, dado que no mucha gente cree que el verbo creer encierre mayores misterios. Yo en cambio creo que el verbo creer guarda una relación de equivalencia con el verbo crear, sobre todo cuando se conjugan en primera persona, yo creo.
Yo creo, que tanto creer como crear se asemejan, en lo fáctico, al verbo hacer e incluso al verbo nacer, pero no quiero crear mas confusión creyendo más cosas sobre estas dos palabras, que también difieren en una letra.
En fin, yo creo, que cuando creo algo, lo creo.

Juan Germán Fernández.

lunes, 30 de marzo de 2020

El enrosque por las madrugadas.


 Somos libres. Al menos, eso creemos. O nos han hecho creer. La libertad no existe, al menos en términos absolutos.
 Nos encanta pensarnos como seres libres y autónomos; sin pensar que somos parte de un dispositivo predeterminado, que naturalizamos, invisibilizamos y que, rara vez, alguien tiene la hidalguía de cuestionar.
 Quizá nuestra estructura social sea el sistema de confinamiento más eficiente que jamás haya existido: una gran jaula sin barrotes, con espacios comunes de interacción social donde, también, se nos regala la idea de propiedad privada. Aquella propiedad privada que nos enseñaron a anhelar, a trabajar para conseguir, a defender una vez obtenida, como si fuese algo que nos determine como personas. Y vaya paradoja transitamos hoy guardados en, justamente, nuestra propiedad privada ¿Alguien disfruta esto, acaso? ¿No sería momento de pensar la propiedad privada como otra de las herramientas bajo las cuales nos someten?
 Pensamos que somos libres, pero, cuando estamos en la calle ¿lo somos? ¿O simplemente estamos siendo funcionales a un poder que, de tanto normalizar, ya no vemos?
 En el supermercado, por ejemplo, uno piensa que es libre de comprar lo que quiere. En la mayoría de los casos solo elegimos algunos de los diversos productos que ese supermercado nos ofrece. Diversidad de productos de diversas sub marcas que están concentradas en tan solo nueve trasnacionales. ¿Es libertad o poder de elección? ¿Son sinónimos? 
 Miles de ejemplos similares. Un alumno de un colegio secundario se somete a una estructura que denota una relación de poder tal que debe solicitar autorización para algo tan mundano como usar el baño; o no poder expresar sus ideas en un espacio que, se supone, es aprendizaje ante el imperativo "usted se calla la boca". 
 Crecemos, visto este ejemplo básico, naturalizando estructuras verticalistas y autoritarias donde hacemos invisible el poder que se (nos) ejerce. Se nos inculca una falsa idea de libertad para que pensemos que quien no quiera someterse a este sistema es un anómalo.
 Y que peor para una raza que vive en contante relación con sus pares que no "sentirse parte", que sentirse aislado, solo e incomprendido. Sentirse anómalo. 
 Nos decimos “personas” en función de rasgos humanoides; nos decimos “individuos” porque cada uno de nosotros goza de una individualidad propia. Pero también decimos (o alguien nos dijo) que somos “sujetos”. ¿No será acaso que somos sujetos porque, amén de la redundancia, estamos sujetos? ¿Podemos ser libres si estamos sujetos a algo?

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