Si a alguien en la calle se le habla
de compromiso social, apostaría algo a que lo primero que se le cruza por la
mente es alguna idea relacionada con la política. Ambas palabras, compromiso y
social, forman parte del vocablo político sea cual sea la bandera y estandarte
que defiendan. Aunque no siempre el compromiso social tiene que estar ligado a
la política. Si entendemos la expresión en su esencia, podemos liarla
directamente a la solidaridad y defensa de una sociedad igualitaria y justa;
por ende, cada persona en su profesión u oficio puede hacer algo. ¿Sería
posible garantizar cobertura universal si el médico atendiese solo a un sector
social, obviando otros? ¿Sería posible la integración plena en un grupo escolar
sin el compromiso de un maestro? Ahí percibimos dosis del compromiso social de
cada uno.
En el ámbito periodístico el compromiso social puede ser
mayor. No en vano, los periodistas son la vía de transmisión de mensajes a la
sociedad. Los periodistas y los medios son los depositarios del derecho de la
información, expreso en la Constitución
Nacional. Surge, en primer
lugar, del artículo 1° de la
Carta Magna, en tanto que establece que “la Nación Argentina
adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal”.
En segundo lugar, se desprende del artículo 14 de la Constitución Nacional
que contempla el derecho de publicar las ideas por la prensa sin censura
previa. A partir de la reforma constitucional de 1994 el derecho de acceso a la
información pública también es incorporado en los artículos 38 (partidos
políticos), 41 (medio ambiente), 42 (consumidores y usuarios), 43 (habeas
data). Los ciudadanos, únicos titulares del derecho de la información
(efectivamente, es un derecho y no un negocio), delegan su ejercicio efectivo
en los periodistas. El ciudadano debe saber la importancia de estar bien
informado, que la información es un derecho tan importante como la educación y
que es, asimismo, una obligación informarse. El cumplimiento de ese mandato del
consumidor, los periodistas tienen la responsabilidad de velar porque la
información sea veraz, rigurosa y comprometida con los valores de las
democracias, los derechos humanos y la igualdad. Cualquier deterioro de
esos requisitos supone una dejación de funciones del informador y conlleva una
agresión contra el derecho a la información y, como consecuencia, el deterioro
de uno de los rasgos esenciales de la democracia.
Si ciudadano no está correctamente informado se pone en riesgo su libertad, y
la democracia auténtica debe defenderse desde el conocimiento. El periodista
debe trabajar por el desarrollo espiritual e intelectual del ciudadano, además
de contribuir en la construcción del desarrollo social. Es importante que en la
función social del Periodismo participen, aparte de los periodistas, los dueños
de empresas de comunicación, el público e incluso el Estado; de otra forma, se
pondría en juego la credibilidad.
Las complicaciones llegan, como en todas las labores, a la
hora de llevar a la práctica este compromiso. El hecho de que los periodistas estén
involucrados en grupos (sean públicos o privados) con intereses de por medio
entorpecen la labor de informar verazmente. La información que se emite en los
medios puede ser manipulada, y eso nos lleva a preguntarnos qué herramientas
tiene el periodista para ejercer el compromiso si no encuentra respaldo ni de
su empleador ni de las fuentes de información. Lo cierto es que en los últimos
años, vienen escaseando los periodistas comprometidos. Contar la verdad
absoluta en el siglo XXI está siendo realmente un enorme desafío y el
Periodismo parece estar olvidando su compromiso y responsabilidad social y
colabora (a sabiendas o no) con empobrecimiento cultural y dejación de valores,
dejando de servir a la sociedad para servirse de ella.
Sea por la globalización o por los intereses de los grupos informativos,
es cada vez más dificultoso obtener información de calidad. Es acertado el
proyecto de querer formar periodistas capacitados para ejercer la profesión sin
olvidar su rol como comunicador social.